10/13/2007

Como perfectos relojes





Todos los que nos aficionamos al coleccionado de materiales de pesca sentimos en general una especial predilección por los carretes de pesca.Quizás ello se deba a muchas causas,las cuales ignoro.En mi caso particular és una verdadera emoción la que siento cuando estoy frente a un carrete de pesca,emoción que va “in crescendo” cuando mis manos sienten sus formas en mi epidermis.Serà que gracias a ellos la pesca és actualmente algo que está básicamente facilitada por este ingenioso objeto.Através de su evolución la pesca ha llegado a una gran cantidad de aficionados que en otras épocas hubieran desisitido de intentar lanzar con la soltura y seguridad que proporciona un carrete de pesca,sobretodo los llamados de bobina fija.
Son los carretes de pesca esos perfectos relojes que marcan sin saetas nuestro tiempo de ocio y afición:no hay que olvidar que muchos creadores de carretes de pesca fueron anteriormente relojeros,o fábricas,como en el caso de ABU (Suecia) o la misma MITCHELL (Francia) las cuales empezaron a realizar sus primeros pasos en el mercado como fabricantes de relojes para fábricas o taxímetros para automóviles.
Por ello,nuestra relación con nuestros carretes de colección y como no,con los que nos acompañen en nuestras jornadas de pesca,debe de ser muy respetuosa.Verdaderas manos de relojero son las que deberemos emplear si queremos que nuestro apreciado amigo no quede dañado por una mala intervención en sus mecanismos.
La facilidad con que deberá de girar la manivela al compás de nuestra mano,el frenado de la bobina en el momento de cobrar una buena pieza,el irreproducible sonido al cerrarse el pick-up una vez realizado el lanzado,ese alegre cantar del antiretroceso cuando dicha pieza lucha denodadamente contra el engaño que involuntariamente a sus deseos se le clavó al pez en la comisura de sus labios;todo ello solo podrá funcionar perfectamente si como digo cuidamos de nuestros carretes como si de viejos y precisos relojes de pared se tratase.Ellos nos marcan el tiempo de nuestra vida como pescadores,nos tienen embrujados con el elixir de la felicidad,ese "nirvana" que solo los que pescamos conocemos y que cuando pasan dias sin tener contacto con ellos se nos parece que se nos dejó nuestro amor,sumidos en la más profunda tristeza.
Texto y fotografias arxiu de pesca
Interior del MITCHELL 300 (antes de su restaurado)

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